miércoles, 20 de enero de 2016

PARIS, LA VILLE LUMIÈRE (SEGUNDA PARTE)

A muchos nos costaría entender que relación tienen el rockero americano Jim Morrison, el virtuoso pianista polaco Chopin, el padre de la comedia francesa Moliere, el dramaturgo irlandés Oscar Wilde o la cantante francesa Edith Piaf, entre muchos otros; pero están relacionados y de una manera ineludible; acá en la ciudad de los muertos, el cementerio Père-Lachaise, el cual es el más ilustre y famoso de París, de hecho es considerado como el más visitado del mundo, con más de 2 millones de visitas anuales. Este hermoso lugar que esta en pie desde hace más de 200 años, y que hoy ocupa más de 44 hectáreas y más de 70.000 tumbas. Sin embargo, hay un selecto grupo que son los más visitados, que van desde el monumental sepulcro de Abelardo y Eloísa, conocidos por su trágica historia de amor hasta el Muro de los Federados, escenario del fusilamiento de 147 comunistas en mayo de 1871; pasando por una larga lista de hombres y mujeres de renombre: Honoré de Balzac, Guillaume Apollinaire, Frédéric Chopin, Colette, Jean-François Champollion, Jean de La Fontaine, Molière, Yves Montand, Simone Signoret, Jim Morrison, Alfred de Musset, Edith Piaf, Camille Pissarro, Oscar Wilde. A parte de ser un lugar cargado de historia, también es un maravilloso parque natural que vale la pena recorrer con calma y disfrutar de cada detalle.


Seguimos nuestra travesía hacia el Palacio Royal, que se encuentra situado al norte del museo Louvre, al cual llegue por pura coincidencia, pues hasta ese momento no tenia ningún conocimiento de el. Estos aposentos inicialmente fueron la morada del cardenal Richelieu, y que posteriormente pasaron a manos de Luis XIII, tras su muerte; y que a pesar de su nombre, nunca fue una residencia Real; y donde actualmente esta situado el Ministerio de Cultura. Las curiosas Columnas en blanco y negro de Buren, situadas en donde en algún momento fue la galería de Orléans, no son tan historicas, pues datan de 1986; sin embargo, con el paso de los años han tomado un gran reconocimiento, lugar donde muchos turistas y locales vienen a hacerse un par de fotos. Sus Jardines, bastante bellos combinan con las mágicas fuentes y las esculturas contemporáneas de Buren y de Serpent, y de muchos otros. Es un lugar maravilloso, para darse una pequeña escapada de sus bulliciosos alrededores, sentarse en una de sus sillitas al rededor de la fuente que abanica agua en diferentes direcciones y descansar un poco antes de proseguir.


Aun el camino prometía lugares maravilloso, esta vez mis pasos cruzaron el espléndido jardín de las tullerias, que debe su nombre a la antigua fabrica de tejas que se ubicaba en este mismo lugar, hasta que en 1564 bajo las ordenes de Catalina de Medicis, se construyo un hermoso palacio acompañado de extenso jardín Fiorentino; que sirvió durante muchos años como el lugar perfecto para las celebraciones más lujosas, hasta que la familia real debió trasladarse por motivos de seguridad a los palacios de Versalles, quedando en completo abandono hasta que en 1870 el palacio fue destruido por los Comuneros; sin embargo, sus jardines lograron sobrevivir hasta nuestros días. Con el paso de los años, se convirtió en un lugar con gran protagonismo, luego que Napoleon ordenara la construcción del Louvre y el Arco del Triunfo, en sus alrededores. Ahora es un lugar completamente abierto al publico y en un perfecto estado de conservación, siendo tal vez uno de los lugares más bello de esta mágica ciudad. 






Esta vez no entramos al imperdible museo del Louvre, sino que atravesamos todos los jardines de las tullerias, observando como la gente disfrutaba de una tarde soleada en sus pastos acompañados de su familiares y amigos, al rededor de una deliciosa comida y un buen vino. Este camino se extiende durante unos minutos, hasta finalizar en la plaza de la concordia,  lugar donde también comienzan los Campos Eliseos. Esta fue construida en 1779 y durante la historia a cambiado de nombre en varias ocaciones, desde la plaza de Luis XV, pasando por la plaza de la revolución hasta la actual plaza de la concordia. Sin embargo, antes de tomar este nombre, tuvo un pasado bastante oscuro y sangriento, pues fue el lugar donde se instalaba la guillotina, y donde murieron cientos de ciudadanos, entre ellos Maria Antioneta y Luis XVI.  Finalmente, luego de finalizar estos sangrientos sucesos la plaza adquirido su actual aspecto, y fue instalado el Obelisco de Luxor, que fue un regalo del rey de Egipto, y que tiene un par de miles de años de antigüedad. 















Y al mejor estilo del Tour de Francia, en bicicleta decidí cruzar el famoso bulevar de los Campos Eliseos,  esta avenida es una de las más celebres de la ciudad, y se extiende por casi 2 kilómetros, desde la plaza de la concordia hasta el majestuoso Arco del Triunfo; y que debe su nombre a los amigos griegos y su conocida mitología, pues este lugar se le comparaba con el Paraíso.  En la actualidad,  esta calle engalanada por hermosos jardines y las más prestigiosas tiendas, se convierte en un obligado lugar de paso. A su paso, puedes observar el Petit Palais y el Grand Palais, uno enfrente del otro y que fueron construidos para la Exposición Universal en 1900, y que hoy son palacios dedicados a las bellas artes; o el famoso cabaret Lido, donde por años se han presentado inolvidables obras. Al finalizar te encuentras con el monumental Arco del triunfo con más de 50 metros de altura, el cual es uno de los monumentos más famosos de Francia, construido entre 1806 y 1836 por orden de Napoleon, como símbolo de conmemoración de la victoria en la batalla de Austerlitz. 
















Y este día no podia terminar mejor, sino con una maravillosa vista del atardecer en frente del símbolo más característico de Paris, su Torre Eiffel. Para esto lo mejor es ir hasta la estación del metro de Trocadero y encontrar la mejor visa. Este simbólico monumento, fue construido con motivo de la Exposición Universal celebrada en 1889, y que conmemoraba el centenario de la Revolución Francesa. Mediante un concurso en el Boletín Oficial, se dieron a la apuesta de construir una gran torre, y fue Gustave Eiffel, empresario, Maurice Koechin y Emilie Nouguier, ingenieros y Stephen Sauvestre, arquitecto; quienes emprendieron este reto, construcción que duraría unos dos años, y que inauguraría dicha Exposición. Es majestuoso ver el atardecer y como lentamente va cambiando su apariencia hasta convertirse en una iluminada torre.









"París responde a todo lo que el corazón desea. Uno puede divertirse, aburrirse, reír, llorar o hacer lo que se le antoje sin llamar la atención, puesto que miles de personas hacen otro tanto... Y cada uno como quiere." Chopin



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