martes, 19 de enero de 2016

PARIS, LA VILLE LUMIÈRE (PRIMERA PARTE)











Abrir los ojos y sentir un colorido ambiente que se dibuja en tus pupilas, te das cuenta que ya no estas más en tu ciudad, ahora vas caminando por el DF, deleitándome con este maravilloso país; Mexico fue esa primera escala, no solo física sino espiritual en la comencé a adaptarme a este largo viaje. Las llantas del avión comenzaron a acelerar de nuevo, al igual que mi corazón y durante 13 largas horas mi mente y mi alma estuvo viajando a través del tiempo y el espacio, no solo me transportaba hacia europa, también viajaba a mi niñez, jugaba de vez en cuando con mis antiguos amigos, visitaba mi futuro y me respondía algunas inquietudes. De nuevo era hora de continuar, esta vez estaba a miles de kilómetros de mi hogar, con una sonrisa en mis labios y una gran ansiedad decidí cruzar el portal y encontrarme de nuevo con mi hermano.

Desde el primer momento que llegue a París me sorprendí con esta mágica ciudad, llena de encanto hasta el más mínimo detalle. Como un pequeño niño observaba el tren, las facciones de las personas que cruzaban por mi asiento, veía los paisajes y como el sol tenuemente iba destiñendose en el horizonte. Poco a poco la noche iba llegando al igual que nosotros íbamos arribando al apartamento. A pesar de haber cruzado medio mundo y que en particular este viaje duro más de un día, mis ánimos estaban a tope y mi ansiedad por conocer cada rincón me mantenían aun en pie. 











Decidido entonces a comenzar esta aventura tomamos rumbo al que seria uno de mis lugares preferidos, Montmartre. Inicialmente, hicimos una pequeña parada en el mítico Moulin Rouge, este famoso cabaret parisino, que se encuentra en píe desde 1889, y que esta situado justo en el barrio rojo de Pigale. Desde este pintoresco lugar comenzamos a caminar cuesta arriba, cada calle se encontraba llena de interesantes lugares, llenos de historias mágicas. Llegamos a la cima donde se encuentra la iglesia del Sagrado Corazon, lugar desde donde podrás observar una de las más maravillosas vistas de París, de regreso caminamos por el Chateau Rouge, una zona donde se puede observar una fuerte presencia de culturas africanas. 








Una reconfortante caminada por el canal de san Martin es la mejor forma de comenzar este soleado domingo. El camino fue bastante bello e interesante, la vida dominical parisina es muy animada, llena de cultura, música y muchos eventos. Igualmente, este día fue mi debut en dos ruedas, desde ese momento descubrí que una de las mejores maneras de conocer este territorio es explorándolo en bicicleta, para esto esto París cuenta con un muy buen sistema de bicicletas publicas, el cual es muy accesible, puedes tomar por media hora una bicicleta y desplazarte por sus multiples caminos, igualmente podrás cambiarla o dejarla en una de las cientos de estaciones con que cuenta este sistema, que facilitaran el desplazamiento.








La plaza de la República, uno de los lugares más emblemáticos y simbólicos de la ciudad, donde se encuentra desde 1884 la estatua de Marianne, esta figura en bronce de unos 10 metros de altura empotrada en una base de piedra de unos 15 metros de altura, representa la madre patria francesa; en la base hay figuras que representan la libertad, la igualdad y la fraternidad, que son los valores de la república francesa y sus ciudadanos. Es por esta razón que allí se realizan importantes y concurridos eventos, empiezan y terminan la mayoría de las manifestaciones y concentraciones políticas. Igualmente es interesante lo viva e inclusiva que es esta plaza, donde puedes ver desde el skate haciendo sus piruetas, hasta el viejo leyendo su libro tranquilamente en una banca.


Desde este punto, puedes desplazarte fácilmente a casi cualquier parte de la ciudad. Nosotros continuamos nuestro camino hasta la majestuosa e histórica iglesia gótica de Notre Dame, el monumento francés más visitado en la historia. para la mayoría conocida por la famosa historia Notre Dame de París (Nuestra Señora de París) escrita por Victor Hugo en 1831, una historia con ambientación renacentista, de amores imposibles, personajes marginados y un final trágico; inmortalizada por su mítico Quasimodo, en una gran cantidad de filmes, series y obras teatrales. Sin embargo, esta historia de la ciencia ficción no es el acontecimiento más histórico de este monumento, como si lo fue la autocoronación de Napoleon Bonaparte en 1804.


A sus pies se encuentra el Rio Sena, y su maravilloso malecón, por el que caminamos durante un buen rato, ambientado por los hermosos paisajes que engalanaban el atardecer dominical. El camino se encuentra rodeado de baile, buena comida y una gran diversidad cultural y etnica. Al pasar la isla de Sant Louis y en el jardín Tino Rossi, justo allí hay cuatro semicírculos, con la apariencia de un anfiteatro, donde podrás encontrar los amantes del baile; en su mayoría expertos y aficionados bailarines de salsa, tango y músicas populares europeas. Luego de disfrutar un buen rato de estas danzas, continuamos nuestro camino hasta nuestra próxima parada, esta vez fue una parada gastronómica, como es tradicional en esta ciudad siempre podrás encontrar una feria, con sus más típicos productos, como lo son sus quesos y vinos.















Y no hay mejor forma de terminar esté domingo, que caminar por las glamurosas y pictóricas calles de Saint German, no sin antes pasar por la mundialmente famosa Shakespeare and Co, en la calle Rue de la Bucherie. Esta sorprendente librería vende exclusivamente libros en inglés e, incluso, permite a los jóvenes escritores permanecer en la parte de arriba de la tienda. Un lugar lleno de estanterías que van desde el suelo hasta el techo, si encuentras un libro de tu interés el personal puede ponerle su sello para que nunca olvide de donde proviene. 
Posteriormente, encontraremos la plaza Saint-Michel y su maravillosa fuente, con una estatua de San Miguel luchando contra el Diablo, obra de Francisque-Joseph Duret, rodeada de dos dragones que lanzan agua.

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