viernes, 25 de agosto de 2023

Un viaje muy Pacífico.

En el Uramba todos somos uno solo

Como las arenas que juntas crean un infinito

La bahía Málaga nos abrazó al llegar

La inmensidad del pacífico ahora habita en mí

Un océano de tranquilidad me atraviesa


En los esteros se reflejó mi alma

Extrañas conexiones de mi corazón desembocaban en el mar

Las olas creaban un sosegado ritmo

En el que gigantes ballenas bailaban a mi pasar

En mi mente resonaban marimbas acompañando su danza


Había tanto silencio que el cielo lloró

La lluvia despejó toda la nostalgia

Cascadas de alegría nacían de tu selva espesa

Risas que brotaban cómo rios 

Agua fresca que diluía la soledad


Cae la noche y voy camino hacia la terminal del sur, el cielo se oscurece profundamente, parece que el cielo se quiere caer. Pronto estoy saliendo de la ciudad en un confortable bus, pongo una película en el pequeño televisor que hay en cada silla. La oferta no es muy variada, así que caigo dormido rápidamente y solo despierto muchas horas delante, cuando paró el bus en Cartago. El bus tarda más de lo normal, pero llegó a tiempo a Buenaventura, está cayendo una pequeña brisa, aún así camine varias cuadras hacia el muelle turístico. En el camino encuentro una concurrida panadería, donde tomé un delicioso café y un par de almojábanas, que me supieron a gloria.

Unos minutos más tarde ya estaba montado en la lancha que me llevaría hasta Juanchaco. Cómo ya había tenido la traumática experiencia en la lancha a Sapzurro, ya iba mentalmente preparado, pero en realidad estuvo muchísimo más tranquilo. El camino estuvo lindo, un momento de relajación y de conexión con este inmenso cuerpo de agua, el pacifico. Las olas estuvieron dentro de todo bastante calmadas, bordeamos la bahía de buenaventura y entramos a la bahía Málaga, donde que en el parque natural Uramba, 47.094 hectáreas marinas . Pasamos por paisajes hermosos a la orilla del mar, entre manglares, fondos marinos blandos y rocosos, acantilados, y bosque húmedo tropical.

El término Uramba es muy hermoso, este viene de un vocablo Afro, que significa minga o trabajo conjunto, y es el fiel reflejo de la formación de este Parque Nacional Natural, un proceso de construcción colectiva, que avanza en el cambio de paradigma en la declaración de áreas protegidas y aún más en su planificación y manejo que se realiza con las seis autoridades ancestrales del territorio; como son los Consejos Comunitarios de las Comunidades Negras de la Plata bahía Málaga, Ladrilleros, Puerto España, Juanchaco, la Barra, Chucheros ensenada El Tigre.

Llegamos a Juanchaco luego de un viaje de casi una hora, a la llegada nos recibió Pio, nuestro guía local, un gracioso comerciante paisa que seguro lleva muchos años viviendo en la zona. Este es un pequeño poblado, con unas condiciones habitacionales un poco complejas, pero que esta habitado por personas maravillosas, con una amabilidad característica del Pacifico Colombiano. No nos dio tiempo de acomodarnos en nuestros aposentos, así que dejé la maleta en una casetica, y arrancamos de nuevo en la lancha para el avistamiento de ballenas. El viaje fue muy tranquilo, pasamos por los tres pequeños islotes (chiquito, enmedio y magdalena), que marcan el inicio del avistamiento.

El ambiente marino de bahía Málaga es el más propicio para la presencia de una población de ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae), que llegan entre el 15 de julio al 15 de octubre, a buscar estas aguas costeras, someras y cálidas que presentan las condiciones requeridas por las madres con sus crías; y este hecho este lugar se considera como uno de los sitios de mayor concentración reproductiva de la especie en el Pacífico Colombiano, donde pueden desarrollar actividades fundamentales en su ciclo de vida; como son, el apareamiento, parto, lactancia, crianza, reposo y socialización.

Para un avistamiento responsable es imprescindible recibir una inducción sobre la importancia del área y la significancia del rol que cumple para sus procesos biológicos. Asimismo, es importante identificar las embarcaciones autorizadas, los horarios definidos y que este acompañada de un o una intérprete ambiental comunitario. El acercamiento a estos enormes y bellos mamíferos debe hacerse lento de forma paralela y siempre por detrás, manteniendo una distancia mínima de 200 metros.

Hay algunas claves para identificar donde están las yubartas, las ballenas jorobadas, inicialmente sueltan un chorro de agua como de unos dos metros y luego salen. Luego de un momento pudimos divisarlas, cada vez más cercanas. Era un grupito de 3, que a ratos salían. Estos inmensos mamíferos marinos causan un gran asombro por la magnitud de su cuerpo y la suavidad con la que danzan en el agua. Toman aire, sacan sus aletas, vuelven y se sumergen. A veces sacan su cola blanca y otras saltan, es increíble que este animal de hasta 30 toneladas y de 20 metros de largo, salte del agua como si nada, con una maestría y una dulzura. Me generó mucha emoción poder ver las ballenas y fue un sueño cumplido, casi que arribando a estas tierras y aguas pacíficas.

Hay tantos datos curiosos que nuestra interprete ambiental comunitaria nos contó, que cada vez me asombraba mucho más. Sus cantos son tan hermosos son realizados por los machos para conquistar a las hembras, inicialmente un mismo grupo canta una misma canción, hasta que a un macho le da por transformarlo, y luego los otras felices cambian su canto. Que viven alrededor de 50 años, que a pesar de ser mamíferos pueden tardar hasta 30 minutos bajo el agua, que su corazón pesa el triple de mi peso completo, que produce más de 200 litros diarios de leche para alimentar a su ballenato, entre muchos otros que olvide por estar sorprendido viéndolas.

Es muy triste que cada vez más estén en potencial peligro de extinción por la destrucción de su hábitat, por la caza desaforada, y sobre todo por el cambio climático. Este afecta a los ecosistemas oceánicos al fluctuar la temperatura de los mares, lo cual impacta en la escasez de alimento por no hallar suficiente cantidad de las especies que consumen habitualmente o no encontrarlas en las áreas a las que en general asisten para alimentarse.

Al regresar a Juanchaco me fui a buscar mi hospedaje, el hotel Malibú, un hotelito muy sencillo. A la llegada me recibió una chica con una hija pequeña hermosa, muy simpática que me saludó muy tiernamente, con un cabello demasiado lindo. Deje mis cosas en la habitación y me fui a buscar mi almuercito en el restaurante Yenny, la señora Fanny cocina demasiado rico, nos comimos un pescado frito con arroz y patacones, y un caldo delicioso. Regresé al puerto a buscar que hacer, a ver si salía el tour a las cascadas. Rápidamente cruce las calles empantanadas y llenas de charcos, con motos pasando por el lado, la gente tan amable en sus casas y los turistas que apenas llegaban a este lugar.

Arranque casualmente en la misma lancha del avistamiento, que fue la mejor decisión que pude tener, pues en Juanchaco no hay mucho que hacer, y porque simplemente fue maravilloso. Inicialmente, arribamos a una playa más bonita que se llama chucheros, esta es mucho más limpia de empalizadas que Juanchaco, aunque para muchos les extrañe el color de la arena volcánica de esta zona, que es muy negruzca, pero que a mi me pareció que tiene una belleza diferente. Su entorno es selvático con acantilados que conforman una zona de tres cascadas que mueren en la playa y que terminan en las aguas saladas del pacífico, y en donde nos metimos a refrescar un rato.

La siguiente parada fue el Parque Natural Regional Sierpe, donde hay dos cascadas muy hermosas y reconocidas. Estas cascadas maravillosas, donde el agua dulce cae desde unos 60 metros hasta llegar al agua salada del mar, creando una piscina natural para que las personas se sumerjan y relajen. Fue una conexión muy bonita en realidad, pues la naturaleza que nos rodeaba, este bosque de agua, la caída de agua tan impresionante, la mezcla de temperaturas, la fría del agua dulce y la tibia del agua del mar, me relajé y disfruté del ratico.

Desde este lugar salimos hacia otro lugar maravilloso, el ostional. En el camino a este lugar nos varamos un rato, el motor se apago, al inicio estuvo tranquila la espera pues el silencio en este lugar tan inmenso, tan apacible genera una bonita conexión con el Pacifico, pero que en cualquier momento se puede tornar hostil, es por esto que me empezó a estresar un poquito, pero que luego de un rato volvió a encender el motor, y marchamos felices entre risas y charlas. 

Luego seguimos, pasamos por unos espejos de agua tan hermosos, y llegamos al lugar esperado, otra cascada muy hermosa, donde nadamos otro rato, y subimos parte de la cascada a un pozo muy profundo y muy frío, una delicia, y que al bajar el agua tibia se sintió maravilloso, una mezcla de sensaciones que no se pueden explicar, solo sentir allí mismo, por eso ve y lo compruebas.

Al día siguiente me levanté y llovía a cántaros, un aguacero tremendo, por lo que demoré mi salida a desayunar. Después me fui a caminar hasta la playa y fui hasta un estero donde caía agua dulce, y donde desembocaba un río en el mar, un paisaje hermoso, que no pensé encontrar en Juanchaco, para eso hay que caminar al lado contrario del embarcadero. Aún lloviznaba pero esto me impidió caminar por estos bonitos senderos. Esta fue la despedida de este hermoso lugar. Finalmente regresamos, pero en una lancha mucho más grande, con sobrecupo y ladeada hacia un lado, cosa que me puso un poco ansioso, afortunadamente el tiempo estaba muy bien. Luego de hacer fuerza por una hora pudimos llegar sanos y salvos al puerto de Buenaventura.

Me baje rápido de la lancha y me fui caminando para la terminal de transporte, no sin antes pasar de nuevo por la panadería, pero ya justo no había nada rico para comer, entonces compre un pan con jamón y queso, y un cafecito. Al llegar a la terminal había una larga fila, pues mucha gente quería ir al Petronio, y obviamente yo también. Sin embargo, fluyó la fila y en unos quince minutos ya estaba saliendo en una buseta pequeña, yo adelante al lado del conductor, un puesto medio incomodo pero la idea era llegar rápido. Luego de 3 horas ya estaba arribando a la hermosa ciudad de Cali, mientras caía la tarde.

Llegué rendido pero con muchas ganas de fiesta, me recosté una media hora, para reponer un poco mis energías. No quería perderme nada del Petronio, así que me levanté, me di un duchazo, me cambié y estaba melo para salir para el festival. Ya cuando íbamos a salir, se largó un tremendo aguacero. En medio del aguacero cambiamos de rumbo y fuimos primero a San Antonio a comer unas arepas rellenas tan deliciosas, el lugar se llama Zea Maíz, un restaurante de comida artesanal, tradicional y ancestral. Me supo tan bueno pues no había comido muy bien a lo largo del día y ya estaba medio tarde.

Al terminar arrancamos para el Petronio. Llegamos y ya había escampado. Mientras caminaba hacia el escenario principal, estaba super feliz viendo la estética tan hermosa de la gente afro, sus cabellos hermosos y sus pintas tan lindas, muy parchados con sus atuendos coloridos. Así que finalmente disfrutamos unas dos o tres horas del final del concierto, un grupo de jazz con rap de New Orleans, Hot8 Brass Band, tremendo grupo, luego cerró rancho aparte con una energía brutal. Mientras tomábamos una delicia de viche nos parchamos a escuchar y bailar, una vibra muy genial.

Al terminar con cheo y el combo nos fuimos al remate a barrio Córdoba, a la casa de Nidia Góngora, a escuchar los alabados y la marimba repicando tan hermosa, mi instrumento favorito. Llegamos y había mucha gente, pero nos sellamos un rato, un par de horas. Momentos más tarde hubo una riña donde mataron a uno de los integrantes de Canalón de Timbiquí, por intentar separarlos, el grupo donde estuvo Nidia Góngora y que fue nominado a los Grammys.

martes, 1 de agosto de 2023

Nechí, seres de agua en un río muerto.

 Son las 4 de la mañana y suena la alarma, es aún de noche y mis sentidos no me permiten entender que pasa, poco a poco me doy cuenta que debo pararme rápido y alistarme para salir hacía el aeropuerto. En la sala de espera voy contando el tiempo para la partida, mientras voy leyendo un par de capítulos de cómo maté a mi padre de Sara Jaramillo, un entretenido pero a la vez duro relato de la historia de ella, de su familia, a partir del asesinato de su padre. 



Pronto llamaron al abordaje, y de repente las llantas de otra pequeña avioneta iban acelerando en la pista, al igual que mi corazón. Fue un vuelo tranquilo, en el que pude observar parte del norte y el bajo cauca, de la frontera agrícola en expansión, de lo poco que queda de bosque y de la degradación de las tierras llegando al bajo cauca, un paisaje bastante desilusionador. El aterrizaje estuvo igual de tranquilo, al salir del avión se sintió la presión de la humedad y el calor de esta zona, no eran ni las ocho de la mañana y ya la temperatura marcaba 30 grados.

Un carro me recogió en el aeropuerto, aeropuerto es un decir, y me llevó directo a Nechí, confieso que tenía un poco de miedo de hacer este trayecto, por la situación de seguridad pública de esta zona. Pero me tranquilice y disfrute el viaje, pues es un trayecto hermoso, gran parte de la carretera se encuentra en medio de un túnel verde, con árboles a lado y lado que le dan una belleza al camino. En el camino, se veía varias casas y paredes pintadas con AGC presente, cosa que confirmaba mis temores. 
Después de hora y media entraría a este pueblo, al principio me dio un poco de impresión por la situación de pobreza de algunas de las viviendas de la entrada. No sentiría el calor tan tremendo de este lugar, si no hasta que me baje del carro que venia con el aire full, y un fogonazo de aire caliente me recibió. 

Entré al hotel que tenía reservado, una habitación más bien normalita, pero afortunadamente con aire, pues lo necesitaría mucho esa tarde. Llegue y descanse un ratito mientras terminaba de llegar mentalmente, acompañado obviamente del tour de Francia, una de mis grandes aficiones. Luego de un rato salí a mis labores, primero debía ir a la alcaldía, pero en el mapa me decía que era en un lugar pero ya funcionaba justo al lado contrario. 





Retome mi camino, con una temperatura inusitada incluso para los locales, cosa que me dirían varias personas casualmente en diferentes conversaciones, y yo como foráneo llegué en el momento menos preciso. Luego de una mañana agitada regrese de nuevo al hotel, pero ese solecito y el calor tremendo pasarían factura toda la tarde, mi cabeza quería explotar, un inicio de golpe de calor.

Aún así me interesaba observar la vida del lugar, y el dolorcito había bajado, así que me bañe con un agua tibiecita cómo dicen las indicaciones para estos casos, pero además porque estaba en el tanque que seguro estuvo al sol todo el día. La tarde caía y el calor continuaba pero ya un poco menos, camine por diferentes calles, observando la vida de la gente de este lugar. A estas horas la vida parece renacer, los negocios reabren y un flujo de personas parece brotar mágicamente, y sobre todo una cantidad de motos desbordada. Es complejo transitar y pasar las calles sin sentir temor de ser atropellado. 

Las personas salen afuera de sus casas a recibir el aire fresco de la tarde y a conversar. Es viernes y la música empieza a subir de volumen a mi paso por las calles, y un estallido de colores del cielo parece fundirse con las casitas y terminar de sumergirse en el río Cauca. Intento ser invisible, es mi actitud viajera, pero obviamente mi caminar no pasa desapercibido, aún así intento no ser invasivo con los habitantes de este lejano territorio. La atención de las personas es muy buena, aunque en muchas ocasiones no les entendía, suelen hablar pasito, rápido y enredado, como si no quisiera que los escucharan o les entendieran, como si cargan un miedo innato de hablar.

Nechí es un municipio caluroso, ubicado frente a la desembocadura del río Nechí en el Cauca, un río que viaja 252 kilómetros desde los Llanos de Cuivá en Yarumal. Este está ubicado en las estribaciones de la cordillera central, donde inicia la prospera región de La Mojana, una mezcla de caños, ciénagas y humedales que son cuna de la biodiversidad del Bajo Cauca antioqueño. En estos humedales, que representan grandes ecosistemas y que actúan como filtradores para detener inundaciones, habitan muchas especies de aves como garzas o chavarrís y de réptiles, como el caimán aguja.

A lo largo de su historia el oro ha sido su principal producto, incluso de ahí deriva su nombre, los indígenas de la tribu de los Catíos le pusieron este nombre, Ne significa oro, y Chí traduce natural; mientras que en lengua yamesí significa Río de oro. Estas dos tribus fueron las primeras en llegar al Bajo Cauca antioqueño. hasta su fundación española, en el territorio habitaban los aborígenes zenúes de la familia Zenufana, una comunidad matriarcal de costumbres orfebres y cosechadoras de arroz.
 Y es que al estar en este lugar tan mágico, pareciera que un sol bañado en oro se fundiera en el Río, aunque la realidad es más dura de lo que la magia pareciera hacernos creer.

Estas aguas han sido arterias porque han dado vida y sustento a esta región por cientos de años, por ser su medio de comunicación y transporte, su forma de garantizar su trabajo y alimentación, y por supuesto le dan un sello innegable a su cultura. Sin embargo, también han sido testigo del horror del conflicto armado y de los estragos impactos ambientales que ha dejado a su paso la minería, la ganadería y la urbanización. Este sistema acuífero esta moribundo y contaminado, una mezcla de mercurio, cadmio, arsénico, entre otros. Estas actividades han generado una voraz deforestación, una inminente degradación del suelo y por supuesto la sedimentación de este sistema. Ya en sus riveras se ha ido percibiendo el impacto negativo en la disminución del caudal y en la cantidad de peces.

Y es que en esta zona, una de las más contaminadas por la minería del Bajo Cauca, y donde la pesca garantiza gran parte de la seguridad alimentaría, es difícil que se entienda que el mercurio y otros metales peligrosos entra a su cuerpo por diferentes vías. Estos contaminantes se van al fondo del río, donde es ingerido por pequeños peces, que luego son comidos por peces más grandes, de los cuales estas comunidades se alimentan, y poco a poco se va acumulando en su cuerpo. Asimismo, las personas se bañan o tienen un contacto directo con el río. También el mercurio se evapora, y regresa de nuevo en forma de lluvia, que recogen en tanques, para muchos usos, incluso para su consumo. 

Esa noche llovió mucho, y cuando me levanté seguía lloviendo, y lo haría aún cuando era la hora del taller que vendría a dar, sobre cambio climático y gestión del riesgo, una de las actividades de la Expedición Antioquia 2023. Salió muy lindo todo, la gente muy conectada, además porque eran muy diversos los asistentes, estudiantes, mujeres, adultos, pobladores, funcionarios de la alcaldía, entre otros.

Yo al igual que muchos de sus habitantes se sueñan con ríos tan cristalinos como les contaron sus ancestros, con humedales tan activos, que sus cativales en sus riveras puedan recibir a los patos canadienses en marzo y donde el jaguar volviera a sus playas a capturar grandes caimanes.

Por las venas de nuestra tierrita antioqueña fluye la vida de los territorios más distantes. Gracias a la vida por permitirme conocer las experiencias de esta gente tan linda, en un lugar tan especial. Allá donde la vida explota en colores, y la calidez del cielo se funde con la calidez humana, donde la noche vive intensamente, y donde la naturaleza te tiende una calle de honor a tu despedida, lo que me sigue confirmando que Antioquia es mágica.