sábado, 29 de agosto de 2015

MAGDALENA MEDIO, UN VIAJE EN LA HISTORIA FAMILIAR




Puerto Boyaca
Pueblo Nuevo, Puerto Boyaca

Rio Magdalena

Con el tiempo te vas dando cuenta que ese espíritu aventurero corre por las venas de tu familia, y es que desde muy niño había escuchado miles de historias en la voz de mi madre y mi abuela, esas historias en las que mi abuelo hace más de 60 años decidió coger todos sus corotos y arrancar con su familia desde Medellín en tren en busca de un mejor lugar para vivir, debido a que la fabrica donde trabajaban mis abuelos cierra sus puertas, sumado a la violencia bipartidista, pues mi abuelo era un acérrimo liberal; por razones que no me son muy claras, mi familia resulto viajando por el magdalena medio y se instalo en uno de esos puertos petroleros que estaban en auge en esa época, inicialmente en Puerto Nare y posteriormente en Puerto Perales Viejo; puerto que con el tiempo la furia del río se termino llevando, por lo que nuevamente mi familia debió recoger sus pertenencias y en un planchon llegaron a Puerto Boyaca, un pueblo que se estaba apenas empezando a colonizar, allí mi abuelo abrió una cantina a orillas del puerto, llamada el viejo tango; sin embargo, nuevamente la furia de la naturaleza termino llevandose todo y casi su vida. Durante varios años vivieron en este puerto y con grandes dificultades, pues las condiciones de vida eran bastante complejas; pero sobre todo con mucho amor la familia pudo salir adelante.


Puerto Boyaca
Iglesia San Pedro Claver, Puerto Boyaca
Escuela Antonia Santos, Puerto Boyaca
Parque Principal, Puerto Boyaca
Me imagine por muchos años como serían estos lugares, hasta hace unos días que decidimos emprender el viaje con parte de mi familia, mi madre quien luego de 50 años no había vuelto a este lugar donde transcurrió gran parte del inicio de su vida, ella quería recordar su infancia. Luego de 4 horas y media de viaje en bus llegamos a Puerto Boyaca a orillas del río Magdalena, y aunque no lo crean Boyaca no solo es frío, ruana y carranga, aquí los boyacenses soportan temperaturas bastante elevadas y tienen ritmos musicales y tradiciones más costeñas; nos instalamos y comenzamos a recorrer el pueblo, donde mi madre y mi tía iban recreando el camino con sus bonitas historias, caminamos por sus calles, recorrimos el malecón y fuimos en busca de la casa donde se tejieron tantas historias.  Después de horas de caminar y de pelear con la memoria, por fin llegamos a lo que en un pasado fue su hogar. Fue muy curioso encontrar vecinos que aun reconocían a mi familia y más bello fue escuchar las historias que hace más de medio siglo ocurrieron. Visitar esos lugares emblemáticos como el parque, el malecón, la plaza, entre otros;  genera una cierta carga de nostalgia, sumado al hecho que al parecer este puerto quedo congelado en el tiempo, pues desafortunadamente no se nota un gran progreso, a pesar de ser una zona petrolera.

Atardecer, Rio Magdalena
Estación Cocorna, Puerto Perales Nuevo
Puerto Perales Nuevo
Cruzar el río en lancha te lleva al pasado y te muestra la inmensidad que la naturaleza tiene; sin embargo, es triste saber que este importante río ha perdido su capacidad y su importancia como medio de transporte, pues antaño era una de nuestras principales arterias. Al otro lado del río, esta puerto perales, pero no en el que vivió mi madre, sino el nuevo, el que se construyo luego que la furia de la naturaleza lo destruyera. Es un lugar bastante tranquilo, recorrimos sus calles y nos adentramos en lo profundo de sus llanuras y montañas; luego de 40 minutos de saltar en un campero por carretera destapada, llegamos a la estación Cocorna, donde se puede bañar tranquilamente en el río, pues el magdalena debido a la contaminación del mismo, ya no es apto para esto. Disfrutamos en familia de una bonita tarde, contemplando el bonito paisaje y de estas gentes tan amables. De regreso a puerto boyaca nos acompaño uno de esos atardeceres que solo estos mágicos lugares nos pueden ofrecer.

Puerto Triunfo
Finalmente este viaje de recuerdos terminaba en puerto triunfo, lugar donde debíamos pasar para realizar un par de diligencias familiares; este pequeño pueblo nos sorprendió por la belleza de su parque. Aprovechando el viaje, decidimos ir a un par de lugares que no conocíamos todos, como lo son la hacienda Nápoles y la reserva del cañón de río claro, ambos pertenecientes a este Municipio.   



Hacienda Nápoles



Zebroide
Parque Jurásico
Por lo tanto tomamos el rumbo y disfrutamos el resto de día en la hacienda Nápoles  que tiene esa carga de historia que no quiere repetir nuestro país, pues este fue uno de los principales refugios de uno de los más grandes bandidos e infames personajes del mundo, Pablo Escobar; sin embargo, luego de años de abandono ahora es un centro recreativo en manos de una empresa privada, pues a partir de la muerte de Escobar, el estado no pudo hacerse cargo de mantener semejante estructura. Los edificios fueron saqueados y quedaron en ruinas. La mayoría de los animales murió por falta de cuidado, los únicos fueron unos hipopótamos que se resistieron al cambio y se ambientaron a vivir salvajes en el río cercano, formando una manada que durante  mucho tiempo fue un gran problema en las tierras vecinas. Aparte de lo que quedo de la casa  principal, que hace poco termino de derrumbarse, el lugar en general esta bien conservado, y es que debería estarlo, pues el costo de entrada a mi parecer es bastante elevado, para lo 
Atardecer, Hacienda Napoles
que ofrece realmente. En resumen fue una bonita experiencia en familia,  fue interesante reconocer esa parte de historia de nuestra cultura y pare de contar, pues no creo que volvería a este lugar, ya que soy un gran detractor de darle importancia a este personaje. El atardecer marco nuestra partida hacia nuestra próxima aventura, Rio Claro.
Autopista Medellín-Bogota
Reserva Natural del Cañón del Rio Claro
Reserva Natural del Cañón del Rio Claro

Pasamos la noche cómodamente en Rio Claro, pero no en la reserva, sino en un pequeño lugar que gozaba de una gran tranquilidad y de cierta belleza. A la mañana siguiente, mochila en mano decidimos continuar nuestro camino, esta vez nuestra meta era conocer la Reserva del Cañón del Rio Claro, la cual fue para mi una de mis grandes recomendaciones de este viaje.  Luego de 2 kilómetros de camino por la autopista llegamos a la entrada de la Reserva y continuamos nuestra travesía. El camino al lado del río es bastante bonito, este que se encuentra ambientado a lado y lado por el cañón y por una hermosa vegetación. Aprovechamos el día, para caminar, deleitarnos con los parajes, las cavernas y por supuesto nos bañamos en las confortables aguas y nos relajamos de vez en cuando en las plácidas playas que el río nos ofrece en su trayecto. El final de la tarde marcaba no solo el final del día, sino el regreso a nuestra ciudad. 


Al finalizar este viaje, quedan más recuerdos, se aclaran las historias y entiendes tus raíces. Que más sentido que ver feliz a tu familia, eso no tiene precio, escuchar una de sus historia, hacerla real, hacerla tuya y compartir una sincera sonrisa, es lo que vale la pena de Vivir.

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