Continuando con mi exploración en esos lugares escondidos de Paris a la vista del despistado transeute, he descubierto que bajo la gran ciudad luz, existe otra ciudad clandestina, un poco más oscura y macabra, después de investigar un poco he llegado a un lugar conocido como las Catacumbas de París, o por su nombre en francés Les Carrières de Paris (Canteras de París), el cual es una inmensa red de cementerios con restos humanos de diversas épocas y caminos subterráneos, que por más de 300 kilómetros de extensión componen un lugar con muchos secretos por develar y que solo una ínfima parte esta abierta al publico. Inicialmente, formaron una red de canteras durante siglos, donde se obtenian los materiales para hacer gran parte de esas majestuosas construcciones encima de este laberinto; hasta el siglo XVIII, tiempo en el que se comenzó a usar como un gran osario, debido a las múltiples epidemias que afectaron a la población, desde muchos cementerios de la ciudad llegaron una gran cantidad de cuerpos, que sumaran la no pequeña cantidad de 6 millones de antiguos ciudadanos, por lo que fue necesario comenzar a amontonarlos en grandes columnas que fueron creando los pasadizos que hoy podemos asistir. Este insólito lugar fue inmortalizado en los Miserables, por el gran escritor Victor Hugo. Igualmente fue usado activamente durante la revolución francesa y como búnkeres secretos durante la segunda guerra mundial. Se conoce que de forma clandestina muchos osados aventureros se atreven a explorar los cientos de caminos, y sus escondidas salas, cuentan que hay salas de cine, y hasta una antigua cervecería.
Luego de permanecer alrededor de una hora en las profundidades de la ciudad donde se podía apreciar fuertemente el aroma de la muerte; y salir a la superficie de nuevo, optamos por encontrar un lugar donde la vida fuera la protagonista, y se sintiera latente en la naturaleza y en las personas que lo habitan, y fue así como a unos cinco minutos de las catacumbas encontramos los Jardines de Luxemburgo, un rincón encantador, donde desafortunadamente se alberga el Senado Francés, y el cual fue inicialmente de propiedad de María de Médicis, donde se construyo un palacio entre 1615 y 1624, simulando su anterior palacio Florentino; y que por razones no muy claras fue convertido en una prisión durante la Revolución Francesa, y durante la segunda guerra Mundial, en un cuartel general. Lo más apreciable de este hermoso lugar, abierto al publico son sus jardines, al mejor estilo neoclásico, con calles simétricamente dispuestas alrededor de su majestuoso estanque octogonal. Anteriormente era mucho más grande, sin embargo, con el paso del tiempo fue perdiendo extensión. En su interior se siente la vida parisina, pues es apto para cualquier tipo de visitante, desde esos intrépidos deportistas que lo frecuentan para correr por sus senderos, o jugar en sus campos de tenis, pasando por los niños que desean jugar en sus parques, hasta los mas calmados que desean sentarse en una banquita alejados del bullicio de la ciudad, sentir la naturaleza y leer un libro. Igualmente, es maravilloso tomar con calma sus senderos y dejarse sorprender por las numerosas esculturas y fuentes que inesperadamente se esconden en sus parquecitos, y por supuesto quedar atónito por la belleza de sus flores.



De nuevo regrese a uno de mis lugares favoritos en París, Montmartre, el cual esta situado en una de las colinas mas empinadas de la ciudad, de un poco más de 100 metros de altura, y que por muchos años ha sido uno de los barrios más encantadores, también conocido como el barrio de los pintores. Esta vez decidí escaparme por sus empinadas calles y por sus caminos menos transitados, tratando de imaginar la época dorada, donde importantísimos artistas se inspiraron en estos parajes para componer sus obras, especialmente los grandes maestros impresionistas de 1875; como Eugène Delâtre, Alfredo Müller, Suzanne Valadon; y por supuesto los grandes maestros de la Belle Époque, como lo fueron Vincent van Gogh, Henri Matisse, Pierre-Auguste Renoir, Edgar Degas, Toulouse-Lautrec, Pablo Picasso, Salvador Dalí y Amadeo Modiglian. Este inspirador lugar, esta coronado en su cima por la Basílica del Sagrado Corazon de Jesus, dedicada como homenaje a los caídos en la guerra Franco-Prusiana, desde este lugar se pueden obtener de forma gratuita las mejores vistas de toda la ciudad.
Una zona plagada de numerosos contrastes a su alrededor, como lo es la zona roja de pigalle, conocida por su famoso Moulin Rouge, pero que se expande por numerosas calles, convirtiéndose asi en la zona de los sex shops y la prostitución, pero simultáneamente también es una zona especializada en instrumentos musicales, y salas donde puedes escuchar un buen concierto de rock. Este lugar, es una herencia de los tiempos de la Bohemia del 1900, en los que Montmartre no era más que un arrabal de París, con sus calles empedradas, sus casitas en madera y sus molinos de viento; lugar en el que convivían no solo sus grandiosos artistas, sino también costureras, lavanderas, bailarinas, prostitutas, y también personajes de no muy buena calaña, como ladrones, vagabundos, drogadictos y proxenetas.







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