Luego de disfrutar una gran temporada en la maravillosa Ciudad Luz, decidí continuar mi camino, y mi primera parada fue en Oporto, una de las ciudades que más me ha encantado a lo largo de este largo viaje. Este día me levante muy temprano decidido a emprender una nueva aventura, y luego de un par de horas de viaje, aterrice en este mágico lugar, inmediatamente cambia el ritmo de vida de una agitada Paris a un lugar pausado en el tiempo y en el espacio, todo camina a una velocidad mucho más relajada, sus lugares y sus gentes transmiten esa calma desde que te bajas del avión y tomas el metro hacia la ciudad. Al inicio solo tenia pensado pernoctar un par de noches en la ciudad y continuar mi viaje a través de Portugal, pero finalmente estuve mucho más de lo planeado; no solo por que el lugar así lo ameritaba, sino también porque fui recibido por una grandiosa familia y además conocí un grupo de amigos que hicieron que este lugar no solo me llenara los ojos de belleza, sino también que le pusieran un gran significado, al fin y al cabo lo que importante no es solo las imágenes que quedan, sino los recuerdos escondidos en ellas.
Empezar esta travesía desde el jardín botánico, fue la mejor manera de contagiarse de la tranquilidad que se respira en la ciudad; un parque que cuenta con unas 6 hectarias, donde podrás encontrar desde plantas tropicales, pasando por plantas acuáticas y hermosas orquídeas, grandes robles, y muchas otras variedades, que hacen contraste con las hermosas fuentes, estanques y estatuas, que ademas le dan un increíble hábitat a una inmensa variedad de insectos, pájaros y otros animales. Desde allí, emprendimos una confortable caminada hasta el centro histórico de la ciudad, y el mejor lugar para iniciar es la Avenida de los aliados, donde encontraras un par de edificios modernistas, como lo es el ayuntamiento de la ciudad, y un par de pasos se puede llegar hasta la Plaza de la libertad, que es la principal plaza de Oporto, engalanada desde 1862 la estatua del Rey Pedro IV, quien lleva en sus manos la carta constitucional.