

Abrir los ojos y sentir un colorido ambiente que se dibuja en tus pupilas, te das cuenta que ya no estas más en tu ciudad, ahora vas caminando por el DF, deleitándome con este maravilloso país; Mexico fue esa primera escala, no solo física sino espiritual en la comencé a adaptarme a este largo viaje. Las llantas del avión comenzaron a acelerar de nuevo, al igual que mi corazón y durante 13 largas horas mi mente y mi alma estuvo viajando a través del tiempo y el espacio, no solo me transportaba hacia europa, también viajaba a mi niñez, jugaba de vez en cuando con mis antiguos amigos, visitaba mi futuro y me respondía algunas inquietudes. De nuevo era hora de continuar, esta vez estaba a miles de kilómetros de mi hogar, con una sonrisa en mis labios y una gran ansiedad decidí cruzar el portal y encontrarme de nuevo con mi hermano.





Una reconfortante caminada por el canal de san Martin es la mejor forma de comenzar este soleado domingo. El camino fue bastante bello e interesante, la vida dominical parisina es muy animada, llena de cultura, música y muchos eventos. Igualmente, este día fue mi debut en dos ruedas, desde ese momento descubrí que una de las mejores maneras de conocer este territorio es explorándolo en bicicleta, para esto esto París cuenta con un muy buen sistema de bicicletas publicas, el cual es muy accesible, puedes tomar por media hora una bicicleta y desplazarte por sus multiples caminos, igualmente podrás cambiarla o dejarla en una de las cientos de estaciones con que cuenta este sistema, que facilitaran el desplazamiento.


La plaza de la República, uno de los lugares más emblemáticos y simbólicos de la ciudad, donde se encuentra desde 1884 la estatua de Marianne, esta figura en bronce de unos 10 metros de altura empotrada en una base de piedra de unos 15 metros de altura, representa la madre patria francesa; en la base hay figuras que representan la libertad, la igualdad y la fraternidad, que son los valores de la república francesa y sus ciudadanos. Es por esta razón que allí se realizan importantes y concurridos eventos, empiezan y terminan la mayoría de las manifestaciones y concentraciones políticas. Igualmente es interesante lo viva e inclusiva que es esta plaza, donde puedes ver desde el skate haciendo sus piruetas, hasta el viejo leyendo su libro tranquilamente en una banca.






Y no hay mejor forma de terminar esté domingo, que caminar por las glamurosas y pictóricas calles de Saint German, no sin antes pasar por la mundialmente famosa Shakespeare and Co, en la calle Rue de la Bucherie. Esta sorprendente librería vende exclusivamente libros en inglés e, incluso, permite a los jóvenes escritores permanecer en la parte de arriba de la tienda. Un lugar lleno de estanterías que van desde el suelo hasta el techo, si encuentras un libro de tu interés el personal puede ponerle su sello para que nunca olvide de donde proviene.
Posteriormente, encontraremos la plaza Saint-Michel y su maravillosa fuente, con una estatua de San Miguel luchando contra el Diablo, obra de Francisque-Joseph Duret, rodeada de dos dragones que lanzan agua.
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