En el Uramba todos somos uno solo
Como las arenas que juntas crean un infinito
La bahía Málaga nos abrazó al llegar
La inmensidad del pacífico ahora habita en mí
Un océano de tranquilidad me atraviesa
En los esteros se reflejó mi alma
Extrañas conexiones de mi corazón desembocaban en el mar
Las olas creaban un sosegado ritmo
En el que gigantes ballenas bailaban a mi pasar
En mi mente resonaban marimbas acompañando su danza
Había tanto silencio que el cielo lloró
La lluvia despejó toda la nostalgia
Cascadas de alegría nacían de tu selva espesa
Risas que brotaban cómo rios
Agua fresca que diluía la soledad
Unos minutos más tarde ya estaba montado en la lancha que me llevaría hasta Juanchaco. Cómo ya había tenido la traumática experiencia en la lancha a Sapzurro, ya iba mentalmente preparado, pero en realidad estuvo muchísimo más tranquilo. El camino estuvo lindo, un momento de relajación y de conexión con este inmenso cuerpo de agua, el pacifico. Las olas estuvieron dentro de todo bastante calmadas, bordeamos la bahía de buenaventura y entramos a la bahía Málaga, donde que en el parque natural Uramba, 47.094 hectáreas marinas . Pasamos por paisajes hermosos a la orilla del mar, entre manglares, fondos marinos blandos y rocosos, acantilados, y bosque húmedo tropical.
Para un avistamiento responsable es imprescindible recibir una inducción sobre la importancia del área y la significancia del rol que cumple para sus procesos biológicos. Asimismo, es importante identificar las embarcaciones autorizadas, los horarios definidos y que este acompañada de un o una intérprete ambiental comunitario. El acercamiento a estos enormes y bellos mamíferos debe hacerse lento de forma paralela y siempre por detrás, manteniendo una distancia mínima de 200 metros.
Hay algunas claves para identificar donde están las yubartas, las ballenas jorobadas, inicialmente sueltan un chorro de agua como de unos dos metros y luego salen. Luego de un momento pudimos divisarlas, cada vez más cercanas. Era un grupito de 3, que a ratos salían. Estos inmensos mamíferos marinos causan un gran asombro por la magnitud de su cuerpo y la suavidad con la que danzan en el agua. Toman aire, sacan sus aletas, vuelven y se sumergen. A veces sacan su cola blanca y otras saltan, es increíble que este animal de hasta 30 toneladas y de 20 metros de largo, salte del agua como si nada, con una maestría y una dulzura. Me generó mucha emoción poder ver las ballenas y fue un sueño cumplido, casi que arribando a estas tierras y aguas pacíficas.
Hay tantos datos curiosos que nuestra interprete ambiental comunitaria nos contó, que cada vez me asombraba mucho más. Sus cantos son tan hermosos son realizados por los machos para conquistar a las hembras, inicialmente un mismo grupo canta una misma canción, hasta que a un macho le da por transformarlo, y luego los otras felices cambian su canto. Que viven alrededor de 50 años, que a pesar de ser mamíferos pueden tardar hasta 30 minutos bajo el agua, que su corazón pesa el triple de mi peso completo, que produce más de 200 litros diarios de leche para alimentar a su ballenato, entre muchos otros que olvide por estar sorprendido viéndolas.
Es muy triste que cada vez más estén en potencial peligro de extinción por la destrucción de su hábitat, por la caza desaforada, y sobre todo por el cambio climático. Este afecta a los ecosistemas oceánicos al fluctuar la temperatura de los mares, lo cual impacta en la escasez de alimento por no hallar suficiente cantidad de las especies que consumen habitualmente o no encontrarlas en las áreas a las que en general asisten para alimentarse.
Al regresar a Juanchaco me fui a buscar mi hospedaje, el hotel Malibú, un hotelito muy sencillo. A la llegada me recibió una chica con una hija pequeña hermosa, muy simpática que me saludó muy tiernamente, con un cabello demasiado lindo. Deje mis cosas en la habitación y me fui a buscar mi almuercito en el restaurante Yenny, la señora Fanny cocina demasiado rico, nos comimos un pescado frito con arroz y patacones, y un caldo delicioso. Regresé al puerto a buscar que hacer, a ver si salía el tour a las cascadas. Rápidamente cruce las calles empantanadas y llenas de charcos, con motos pasando por el lado, la gente tan amable en sus casas y los turistas que apenas llegaban a este lugar.
Arranque casualmente en la misma lancha del avistamiento, que fue la mejor decisión que pude tener, pues en Juanchaco no hay mucho que hacer, y porque simplemente fue maravilloso. Inicialmente, arribamos a una playa más bonita que se llama chucheros, esta es mucho más limpia de empalizadas que Juanchaco, aunque para muchos les extrañe el color de la arena volcánica de esta zona, que es muy negruzca, pero que a mi me pareció que tiene una belleza diferente. Su entorno es selvático con acantilados que conforman una zona de tres cascadas que mueren en la playa y que terminan en las aguas saladas del pacífico, y en donde nos metimos a refrescar un rato.
Desde este lugar salimos hacia otro lugar maravilloso, el ostional. En el camino a este lugar nos varamos un rato, el motor se apago, al inicio estuvo tranquila la espera pues el silencio en este lugar tan inmenso, tan apacible genera una bonita conexión con el Pacifico, pero que en cualquier momento se puede tornar hostil, es por esto que me empezó a estresar un poquito, pero que luego de un rato volvió a encender el motor, y marchamos felices entre risas y charlas.
Al día siguiente me levanté y llovía a cántaros, un aguacero tremendo, por lo que demoré mi salida a desayunar. Después me fui a caminar hasta la playa y fui hasta un estero donde caía agua dulce, y donde desembocaba un río en el mar, un paisaje hermoso, que no pensé encontrar en Juanchaco, para eso hay que caminar al lado contrario del embarcadero. Aún lloviznaba pero esto me impidió caminar por estos bonitos senderos. Esta fue la despedida de este hermoso lugar. Finalmente regresamos, pero en una lancha mucho más grande, con sobrecupo y ladeada hacia un lado, cosa que me puso un poco ansioso, afortunadamente el tiempo estaba muy bien. Luego de hacer fuerza por una hora pudimos llegar sanos y salvos al puerto de Buenaventura.
Me baje rápido de la lancha y me fui caminando para la terminal de transporte, no sin antes pasar de nuevo por la panadería, pero ya justo no había nada rico para comer, entonces compre un pan con jamón y queso, y un cafecito. Al llegar a la terminal había una larga fila, pues mucha gente quería ir al Petronio, y obviamente yo también. Sin embargo, fluyó la fila y en unos quince minutos ya estaba saliendo en una buseta pequeña, yo adelante al lado del conductor, un puesto medio incomodo pero la idea era llegar rápido. Luego de 3 horas ya estaba arribando a la hermosa ciudad de Cali, mientras caía la tarde.
Llegué rendido pero con muchas ganas de fiesta, me recosté una media hora, para reponer un poco mis energías. No quería perderme nada del Petronio, así que me levanté, me di un duchazo, me cambié y estaba melo para salir para el festival. Ya cuando íbamos a salir, se largó un tremendo aguacero. En medio del aguacero cambiamos de rumbo y fuimos primero a San Antonio a comer unas arepas rellenas tan deliciosas, el lugar se llama Zea Maíz, un restaurante de comida artesanal, tradicional y ancestral. Me supo tan bueno pues no había comido muy bien a lo largo del día y ya estaba medio tarde.
Al terminar arrancamos para el Petronio. Llegamos y ya había escampado. Mientras caminaba hacia el escenario principal, estaba super feliz viendo la estética tan hermosa de la gente afro, sus cabellos hermosos y sus pintas tan lindas, muy parchados con sus atuendos coloridos. Así que finalmente disfrutamos unas dos o tres horas del final del concierto, un grupo de jazz con rap de New Orleans, Hot8 Brass Band, tremendo grupo, luego cerró rancho aparte con una energía brutal. Mientras tomábamos una delicia de viche nos parchamos a escuchar y bailar, una vibra muy genial.